¡Hola chicos! ¡Os escribo desde el norte! Como muchos ya sabéis veraneo en Cantabria, concretamente en Langre, un pueblecito de pocos habitantes y con playas salvajes y acantilados de vértigo, donde claramente me cuesta encontrar internet.
Como cada verano desde que nací, en las mismas fechas, venimos a pasar un mes toda la familia Pombo. Aunque este año es el primero que falta alguien. Por desgracia uno de los más importantes, nuestro abuelo Rafa, que murió hace unos meses y todos le echamos muchísimo de menos.
Este año somos 23, todos en la misma casa, ¿os lo podéis imaginar? Hay turnos para desayunar, ducharse… ¡Es divertidísimo! No cambiaría mi verano por nada del mundo.
Me encanta el norte y mucho más Santander, aunque ya sabéis el tópico no tan típico de “en el norte siempre hace malo”…. Pues llevamos una semana espectacular de días de playa con mucho sol, ¡aunque hasta aquí ha durado!
Todo nuestro gozo en un pozo: lleva unos días muy nublados y ayer no fue para menos… ¡LLUVIA! Y es que no sería Santander si de repente no aparecieran las nubes sin avisar y empezara a llover. Es el encanto de veranear en el norte. Siempre está lleno de sorpresas, y a mi me encanta poder ponerme un jerseicito y poder lucir mi chaqueta de cuero en pleno agosto. Y lo mejor… ¡poder dormir con edredón! ¡Me parece todo un lujo!
Una de las cosas que más me gusta hacer cuando el tiempo decide cambiar, es ir al cine o visitar pueblecitos de alrededor. Hace unos días fuimos a un pueblo de pescadores a unos 25 minutos de Langre, que se llama Santoña y de donde vienen sus famosas “anchoas de Santoña” ¡qué ricas están! Me declaro una amante de todo lo que venga del mar y disfruto más que nada con una buena mariscada.
Aprovechando que hacía malo, he convencido a mi familia para dar uno de estos paseos que tanto me gustan y poder comer estas anchoas que son deliciosas. Visitarlo es casi costumbre, y como cada verano el primer día que hace malo vamos a visitar este pueblecito. Está lleno de encanto, con barcos de pescadores y sus redes por todas partes. Siempre hacemos una parada obligada para comer en un restaurante con vistas al puerto, mientras vemos llover.
Y esa claramente es mi parte favorita del día. ¡¡Mirad que buena pinta!!
Nos pedimos para picar unas almejas a la marinera, unas deliciosas anchoas, rabas (como se dice aquí en el norte) y mejillones.
Se me hace la boca agua solo de recordarlo.
Y este es el look que escogí:
– Mi prenda estrella, la chaqueta de cuero de Zara que va conmigo a todas partes (temporada pasada)
– Pantalones rotos de Subdued
– Adidas
– Jersey gris de zara (esta temporada)
– Bolso de Vera Blonde
– Complementos Aristocrazy y Maria Pascual
Ahora me voy a la playa que vuelve a hacer un día 10 y después, como cada día, iremos a tomar unos crepes de dulce de leche y galleta con mis primos. Y en el próximo post si el tiempo acompaña os enseñaré como es un día en casa de los Pombo.
M.P.